Reducir el efecto facial antiedad durante la vuelta a la rutina
El cuidado facial antiedad vuelve a formar parte de nuestra rutina como vuelven los niños al colegio. Las prisas reaparecen con frecuencia en las familias, volviéndose los productos efectos flash imprescindibles para reducir los síntomas de estrés y cansancio post vacacional.
El tratamiento debe comenzar con el verano y no con la llamada “vuelta al cole”. El uso adecuado de cremas solares acordes con el tipo de piel de cada persona es la base para evitar los signos del envejecimiento, así como la prevención de enfermedades tales como el cáncer de piel. Pero como el verano es una época de relajación y en ocasiones se ha podido saltar el cuidado diario de la piel o la aplicación de la protección del sol, la vuelta a los cuidados de la cara deben hacerse lo antes posible, recurriendo al efecto flash para intensificar el resultado.
Septiembre es un mes ideal para la recuperación de los tratamientos antiedad. Tras el tiempo de descanso, que habitualmente sirve para desconectar, las energías han sido renovadas. El inicio de un nuevo curso escolar marca también una nueva etapa con propósitos similares a los de año nuevo, como son apuntarse al gimnasio, comer más sano o cuidar más la alimentación. Hay que aprovechar estas energías junto a los nuevos retos profesionales que implican la vuelta al trabajo para convertir en hábitos los tratamientos faciales, lo que contribuirá a atenuar los efectos del paso del tiempo en la piel. ¡Atentos estas recomendaciones!
El agua, fuente de vida: la hidratación es fundamental para el bienestar del ser humano y debemos usar el agua tanto para beberla como para la higiene diaria. Lavarse la cara al menos dos veces al día, siendo por la mañana y por la noche lo más recomendable, proporcionará luminosidad a nuestra piel, a lo que se une la sensación de bienestar que acompaña la limpieza.
Trata la piel con mimo: es importante no frotarse la cara con mucha fuerza o con elementos demasiado agresivos. Los instrumentos que utilicemos deben ser tan respetuosos con nuestra piel como los productos que apliquemos. Es el caso del pack Sesderma flash, con el que en dos sencillos pasos puedes conseguir una piel radiante. Por la noche se aplica la ampolla Acglicolic Flash, con la que exfoliar la cara, reducir las arrugas y favorecer la regeneración celular. Para el día, el suero intensivo C-Vit Flash se aplica antes del maquillaje y contiene un 12% de vitamina C que ayuda a aportar luminosidad a la piel.
Productos adecuados a la edad: un médico no receta la misma dieta a una persona de treinta años que a una de cincuenta. Por eso los productos antiedad que se usan deben ser adecuados para cada persona en función de la edad que tenga. Esta diferenciación puede verse en los artículos Sérums Antiedad, de Laboratorios Boots, donde hay un corrector para los primeros síntomas de la edad, como pueden ser las primeras arrugas o la pérdida de luminosidad, llamado Sérum7; por otro lado encontramos el corrector de arrugas profundas Sérum7 Lift, adecuado para pieles más envejecidas que están perdiendo firmeza o reflejan en sus arrugas el paso del tiempo.
Limpieza a conciencia: desmaquillarse puede ser una de las tareas más tediosas del día, pero la correcta limpieza de la piel es fundamental para evitar la acumulación de suciedad en los poros. El efecto flash puede verse notablemente afectado si no lleva acompañado una limpieza facial adecuada y constante. Como la adaptación a la rutina suele ser progresiva y en las primeras semanas los signos de cansancio pueden emerger en el rostro, para vernos mejor podemos usar ampollas flash de Be+, con cuya aplicación se aporta un efecto lifting inmediato, atenuando las líneas de expresión y borrando las huellas de fatiga.
Dejar hábitos insanos: fumar, beber o estar demasiado tiempo al sol son algunos de los hábitos que se deben sustituir por costumbres más sanar como hacer ejercicio semanalmente, dormir al menos ocho horas o llevar una dieta equilibrada. La vuelta de las vacaciones es una buena época para este tipo de propósitos saludables, que nos ayudarán a sentirnos mejor.